Vivimos en una era marcada por la hiperconectividad, la inmediatez y la exposición constante a estímulos digitales. Las redes sociales, la presión académica y la incertidumbre sobre el futuro han dado forma a una nueva realidad emocional para las generaciones más jóvenes: la ansiedad se ha convertido en una compañera frecuente. Pero, ¿qué implica realmente ser parte de la «generación ansiosa»?, ¿cuáles son las causas detrás de este aumento? y ¿qué podemos hacer para abordarlo? En este artículo, exploraremos las raíces del problema, sus efectos y las estrategias que pueden ayudarnos a construir un futuro más equilibrado para las nuevas generaciones.
¿Qué significa ser parte de la generación ansiosa?
Según el psicólogo social Jonathan Haidt, autor del libro “La generación ansiosa”, describe la generación ansiosa como “aquella que ha construido su percepción de sí mismos y de su entorno en el marco del auge de la tecnología y las redes sociales y de la disminución de las interacciones sociales en el mundo real”. Aunque en un primer momento pueda parecernos que este concepto solo incluye a la generación Z (nacidos entre 1995 y 2012), también podría considerarse que los millennials (nacidos entre 1981 y 1995) pertenecen a la generación ansiosa.
Principales causas de la ansiedad en niños y adolescentes
Una de las principales consecuencias de esa sobreexposición a la tecnología consiste en padecer ansiedad desde edades tempranas. La revista oficial de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) indica en su página web que los trastornos de ansiedad son los trastornos psiquiátricos más frecuentes en la infancia y la adolescencia, con una prevalencia de entre el 10 y el 20%, y que a menudo se convierten en progresivos, persistentes y crónicos. En una generación marcada por esta realidad, las causas son múltiples.

El impacto de las redes sociales y la tecnología
La American Academy of Pediatrics destaca las redes sociales como uno de los principales motores de los trastornos de ansiedad. En ellas niños/as y adolescentes consumen contenido aparentemente real que puede ser retocado e incluso generado de forma artificial para resultar más atractivo. Así, los usuarios más vulnerables se ven influenciados por realidades ajenas y tienden a compararlas con las suyas propias, afectando a su autoestima y a la forma en que ven el mundo.
La presión académica y las expectativas sociales
Otro factor que la American Academy of Pediatrics considera relevante en el desarrollo de trastornos de ansiedad es la presión académica y las expectativas sociales. Desde una edad temprana, muchos niños y niñas sienten la necesidad de obtener buenas calificaciones, cumplir con tareas exigentes y destacar en múltiples actividades. En el caso de los y las adolescentes, esta presión puede intensificarse con la preparación para exámenes importantes, la elección de una carrera o la competencia académica.
Estudios han demostrado que la carga escolar y las altas expectativas pueden generar estrés significativo. Por ejemplo, muchos y muchas estudiantes de secundaria reportan sentirse abrumados por el volumen de trabajo y la exigencia de sobresalir, tanto en lo académico como en lo social.
Factores familiares y eventos traumáticos
La revista oficial de la SEPEAP estima que el ambiente contribuye en un 60% a los trastornos de ansiedad. Los factores ambientales y sociales incluyen:
- Sobreprotección, estilos educativos excesivamente punitivos y la transmisión de miedos específicos por parte de los progenitores.
- Acontecimientos vitales estresantes como conflictos familiares, escolares o sociales; situaciones traumáticas; procesos de duelo; cambio de colegio o domicilio, etc.
- Familias disfuncionales con condiciones desfavorables de salud, situaciones de violencia o escasa capacidad para resolver problemas.
- Situación social adversa por nivel socioeconómico bajo o condiciones de vida desfavorables.
Cómo identificar la ansiedad en los jóvenes
Los síntomas de la ansiedad pueden resultar complejos o incluso aparecer tiempo después del acontecimiento desencadenante. Es por ello que UNICEF recoge en su página web un listado de los síntomas físicos, emocionales y mentales que pueden presentar niños/as y adolescentes cuando padecen ansiedad.
- Dificultad para respirar, dolores de cabeza o sensación de desmayo
- Taquicardia e hipertensión
- Sensación de inquietud, temblor o debilidad en las piernas
- Malestar estomacal (retorcijones, diarrea…)
- Problemas para dormir o falta de apetito
- Boca seca, sudoración excesiva o sensación de calor
- Dificultad para concentrarse
- Sensación de pánico, nerviosismo o tensión
- Sensación de agobio o temor
- Sensación de no tener control en una situación
- Cansancio y mal humor
Además, en el caso de los y las adolescentes pueden añadirse la preocupación recurrente sobre cuestiones de la vida diaria, sensibilidad a las críticas, aislamiento de las actividades sociales, elusión de las situaciones difíciles o nuevas, calificaciones bajas, búsqueda constante de consuelo o consumo de sustancias, indica la página web del Child Mind Institute.

Estrategias para abordar la ansiedad en niños y adolescentes
Una vez identificada la ansiedad, UNICEF ofrece una serie de prácticas que pueden llevarse a cabo para ayudar a niños/as y adolescentes. La primera de ellas consiste en mantener una conversación para tratar de identificar sus sentimientos, que se complementa con la segunda, que se basa en cambiar el enfoque y plantearles preguntas concretas para que se centren en el presente y no se preocupen tanto por un futuro que no pueden controlar. También, siempre conviene animarles a llevar hábitos saludables, ya que dormir las horas suficientes y comer de forma equilibrada influye de forma positiva en la gestión emocional.
Por otra parte, UNICEF propone dos ejercicios sencillos para reducir el nivel de ansiedad. El primero de ellos centra su atención en la respiración. Con una mano en el estómago, consiste en respirar cinco veces profundamente (5 segundos de inhalación y 5 de exhalación) e imaginar que su barriga es un globo que se hincha y deshincha. El segundo centra su atención en los sentidos. Consiste en pedirles que, sentados y tras varias respiraciones profundas, enumeren cuatro cosas que puedan ver, tres cosas que puedan oír, dos cosas que puedan oler y una cosa que puedan saborear.
Herramientas para educadores y escuelas
Existen numerosas instituciones y empresas que brindan consejos y recursos para evitar o lidiar con los trastornos de ansiedad en edades tempranas. Estas son algunas de ellas:
- Aldeas infantiles SOS ofrece una guía del manejo del estrés y la ansiedad.
- Campo Psi Recursos ofrece un cuadernillo de trabajo sobre ansiedad para adolescentes.
- La app Storybook ayuda a los progenitores a mejorar la rutina de sueño de sus hijos/as, gestionar su ansiedad y aumentar su autoestima a través de técnicas de relajación y masajes guiados, cuentos narrados, música relajante, etc.
- La comunidad Wordwall incluye varios recursos por temáticas, entre ellas la ansiedad.
Terapias y recursos profesionales disponibles
Al margen de esos recursos pedagógicos y las medidas a tomar en el entorno familiar, también puede resultar de ayuda recurrir a un especialista. Según explica el Child Mind Institute en su página web, la medicación no suele ser el tratamiento más recomendado por los especialistas para niños/as, sino la terapia cognitivo-conductual. Esta se basa en que nuestra manera de pensar y de actuar afectan a cómo nos sentimos, por lo que si cambiamos nuestro pensamiento o comportamiento podremos conseguir cambiar nuestras emociones. En los casos de ansiedad moderada, suele ser suficiente con un tratamiento de entre 8 y 12 sesiones, indica el Child Mind Institute.
Prevención de la ansiedad en la generación futura
Haidt explica que la solución incluye la prohibición del acceso a redes sociales a los y las menores de 16 años y, para ello, es necesaria la implementación en estas plataformas de sistemas de verificación de la edad efectivos. Además, propone otras medidas que pueden aplicar las familias para intentar revertir la situación:
- Favorecer el juego con otros niños/as.
- No regalarles un smartphone como primer móvil, sino otro sin Internet o apps.
- No regalarles un smartphone hasta los 14.
- Integrarles en clubes deportivos o grupos de actividades del mundo real.
Recomendaciones de E-TIC
Os dejamos una guía con algunas de las recomendaciones que realizamos desde E-tic y uno de nuestros artículos (Gestión emocional en niños y adolescentes) con el fin de prevenir la generación ansiosa y fomentar la gestión emocional de los y las menores y adolescentes.
