Sobreestimulación: qué es y por qué es un riesgo

La sobreestimulación infantil puede generar ansiedad y dificultades en el desarrollo. Descubre qué es, sus efectos y cómo prevenirla en niños, niñas y adolescentes.
En este artículo hablamos de:

En la sociedad actual, niños, niñas y adolescentes están expuestos a una cantidad abrumadora de estímulos provenientes de la tecnología, el entorno y las actividades extracurriculares. Esta constante estimulación puede parecer beneficiosa en un principio, pero en exceso, puede convertirse en un problema significativo para su desarrollo emocional, cognitivo y social.

Por ejemplo, un niño de cinco años pasa varias horas en un centro comercial con luces brillantes, música alta y una gran cantidad de gente hablando. Al llegar a casa, se muestra irritable, llora sin razón aparente y tiene dificultades para dormir debido a la cantidad de estímulos que ha recibido durante el día. En otro caso, un adolescente que pasa largas horas navegando en redes sociales y jugando a videojuegos puede tener dificultades para concentrarse en sus tareas escolares, dormir menos de lo recomendado y mostrar signos de ansiedad cuando no tiene acceso a su teléfono. También es común el caso de niños y niñas con agendas sobrecargadas de actividades extraescolares, como clases de idiomas, deportes y música, que apenas tienen tiempo para jugar libremente. Este exceso de actividades puede generar fatiga, estrés y dificultades para desconectar y relajarse.

Este fenómeno, conocido como sobreestimulación, se ha convertido en una preocupación creciente para las familias. Entender en qué consiste y cómo afecta al desarrollo infantil es fundamental para poder actuar a tiempo y proteger su desarrollo.

¿Qué es la sobreestimulación?

La sobreestimulación ocurre cuando un niño o niña recibe más información, actividades o experiencias de las que puede procesar adecuadamente. En la era digital, los y las menores también están expuestos constantemente a una gran cantidad de estímulos provenientes de la tecnología, el entretenimiento y las actividades extraescolares. Esta sobrecarga puede afectar a su desarrollo emocional, cognitivo y social, generando estrés y ansiedad.

Tipos de sobreestimulación en niños/as y adolescentes

La sobreestimulación puede manifestarse de distintas maneras. Debemos prestarles atención para evitarlas.

Sobreestimulación

Señales de que un niño/a está sobreestimulado

Identificar a tiempo la sobreestimulación puede evitar consecuencias negativas para el bienestar infantil. Los niños y niñas sobreestimulados suelen mostrar irritabilidad y cambios de humor frecuentes y sin causa aparente, dificultad para dormir o descanso poco reparador, falta de concentración y bajo rendimiento escolar. También pueden presentar comportamientos impulsivos, nerviosismo, hiperactividad, así como fatiga constante o quejas físicas, como dolores de cabeza o de barriga, que no responden a causas médicas evidentes. Estas señales son una alerta de que están recibiendo más estímulos de los que pueden manejar.

Efectos de la sobreestimulación en el desarrollo infantil

Durante los primeros años de vida, el cerebro infantil se encuentra en un proceso clave de desarrollo y estudios científicos manifiestan que sobreestimularlo tiene consecuencias negativas.

Cuando se produce una sobrecarga de estímulos, la mente tiene dificultades para asimilar información y desarrollar habilidades cognitivas. Además, puede derivar en un estado de alerta constante, verse afectada la adquisición del lenguaje y la capacidad de atención. 

Asimismo, los niños y niñas pueden tener mayores dificultades para regular sus emociones, lo que puede derivar en ansiedad. Del mismo modo perjudica el juego libre y creativo, tan necesario en esta etapa. Si los y las menores están continuamente realizando actividades, se quedan no solo sin tiempo libre sino sin tiempo para algo muy importante: el aburrimiento. “Aburrirse también es bueno para el cerebro: no solo porque seamos creativos tratando de buscar alternativas para salir de esta incomodidad, sino porque aburrirse también otorga descanso al cerebro”, explica la Asociación Nacional de Psicólogos en Acción de España. 

La sobreestimulación puede también limitar su capacidad para resolver problemas por sí mismos, ya que el exceso de información y actividades dirigidas les impide explorar y aprender a su ritmo, y, por tanto, ser más autónomos en la toma de decisiones.

Sobreestimulación sensorial

Consecuencias de la sobreestimulación en la adolescencia

En la adolescencia, una etapa ya de por sí marcada por multitud de cambios físicos, emocionales y sociales, la sobreestimulación puede tener consecuencias aún más profundas. Así, por ejemplo, muchos adolescentes experimentan altos niveles de ansiedad, estrés o incluso depresión como resultado de esta sobrecarga. También es común que desarrollen problemas de autoestima y dificultades en la construcción de su identidad. El uso intensivo de pantallas y redes sociales puede derivar en adicciones digitales, así como en un aislamiento social progresivo, reduciendo las interacciones cara a cara y debilitando los vínculos familiares y amistosos.

La influencia de las redes sociales y la tecnología

Las redes sociales y la tecnología, aunque ofrecen oportunidades valiosas, también representan una fuente inagotable de estímulos y riesgos. Las notificaciones constantes interrumpen la concentración y fragmentan el tiempo de atención. Además, la exposición continua a vidas aparentemente perfectas en redes sociales puede generar comparaciones dañinas que afectan a la autoestima. Muchos niños, niñas y adolescentes también acceden a contenidos que no son adecuados para su edad, lo que aumenta la presión emocional. 

Sin irnos a las redes sociales y videojuegos también podemos encontrar programas y series de televisión que sobreestimulan a los y las menores y adolescentes. Hacen cambios de escena muy rápidos, tienen colores muy vivos y sonidos llamativos y constantes para mantener a nuestros hijos e hijas «atrapados». El ejemplo más claro son las series para los más pequeños y pequeñas de la casa. Aunque puede resultar entretenido, también tiene efectos significativos en el desarrollo infantil, tanto positivos como negativos.

Por todo ello, es esencial que los adultos establezcan límites claros en el uso de dispositivos y que acompañen este proceso con una adecuada educación digital que enseñe a navegar con criterio y seguridad en el entorno digital.

Cómo prevenir la sobreestimulación en casa

La prevención comienza en el hogar, creando un ambiente que respete los ritmos naturales de la infancia:

  • Establecer rutinas equilibradas, con momentos de descanso y espacios de silencio, ayuda a reducir el nivel de estrés. 
  • Reducir la carga de actividades extraescolares para equilibrar el tiempo de estudio y ocio.
  • Fomentar el juego libre, sin el uso de pantallas, que favorezca la creatividad y la autonomía. 
  • Limitar el tiempo frente a dispositivos y supervisar los contenidos que consumen.
  • Disponer de espacios tranquilos en casa, sin ruidos excesivos, donde puedan relajarse. 
  • Promover momentos de conexión familiar reales y analógicos para fortalecer los lazos afectivos y favorecer la estabilidad emocional.

Estrategias para reducir la sobreestimulación en la escuela

También es esencial que el entorno escolar, en el que tanto tiempo pasan niños, niñas y adolescentes, contribuya a proteger de la sobreestimulación. Algunas estrategias que se pueden seguir en este sentido son: 

  • Incluir pausas activas durante la jornada, así como momentos de descanso entre actividades exigentes, contribuye al bienestar emocional y físico del alumnado. 
  • Fomentar metodologías de aprendizaje que integren el juego, la exploración y la participación activa hace que los contenidos se interioricen sin generar saturación. 
  • Reducir la sobrecarga de deberes y evaluaciones permite que los estudiantes se sientan menos presionados y más motivados. 
  • Además, un entorno escolar calmado, con un ambiente amable a nivel visual y sonoro, mejora la concentración. 
  • Finalmente, trabajar la educación emocional desde edades tempranas ayuda a que el alumnado aprenda a gestionar el estrés y a desarrollar habilidades de autorregulación.

Si reducimos la sobreestimulación de los y las menores en estos ámbitos estaremos contribuyendo positivamente a su gestión emocional y desarrollo psicoevolutivo. Os dejamos las medidas mencionadas en el siguiente documento:

RECURSOS

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Saioa Rolán Azcona

Periodista especializada en Comunicación Digital y Educación.

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