¿Qué es la dopamina y cómo actúa en el cerebro?

La dopamina digital influye en el placer y la adicción. Entiende su impacto en el cerebro y cómo regular su efecto en redes sociales y tecnología.
En este artículo hablamos de:

La dopamina es “una sustancia química cerebral llamada neurotransmisor que transporta señales entre las células nerviosas y ayuda al cerebro a realizar funciones esenciales”, explica el portal especializado en salud de Cigna. Se trata por tanto de una sustancia esencial que, aunque no sea de forma visible, condiciona muchas de nuestras actividades del día a día y que, de forma todavía menos visible, puede verse afectada por el uso de tecnologías.

Funciones clave de la dopamina en el cuerpo y la mente

Otra web especializada en salud, saludsavia.com, recoge algunos de los aspectos a los que afecta la dopamina como el aprendizaje y la memoria, la motivación, el sueño, el estado de ánimo, la atención o la actividad motora. Así, cuando los niveles de este neurotransmisor son demasiado altos o demasiado bajos pueden provocar efectos negativos relacionados con la dificultad para estudiar o la hiperactivación motora y aparición de tics, por ejemplo.

Dopamina digital: cómo la tecnología estimula el sistema de recompensa

Otro proceso en el que interviene la dopamina es en la generación de placer, muy presente también en nuestro uso de las tecnologías, ya sea mediante el consumo de contenidos audiovisuales de ficción como escuchando música o pasando tiempo en redes sociales.

dopamina móvil

¿Por qué las redes sociales generan placer inmediato?

En redes sociales no nos limitamos a ser consumidores, sino que también podemos generar nuestro propio contenido. Y una vez creado… esperamos que guste. Hay quien lo espera con más anhelo y otros que se alegran de percibir el “apoyo” de familiares y amigos, pero a todos nos gusta recibir likes o comentarios. El Instituto de Neurociencias Aplicadas (INA) indica que cada notificación de este tipo nos hace liberar dopamina que, a su vez, nos hace sentir bien y nos impulsa a seguir usando redes sociales con la generación de nuevo contenido para obtener más interacciones.

Mecanismos cerebrales detrás de la dopamina digital

Y es que la dopamina puede aumentar entre un 50% y un 100% durante las experiencias gratificantes. Son los llamados picos dopaminérgicos, detalla el medio tecnológico PMK, que no requieren de apenas tiempo para activarse y están muy presentes en las decisiones de compra online y en el consumo de determinados contenidos digitales.

Exceso de dopamina: síntomas y efectos en la salud mental

Esos “subidones” de dopamina se transforman, por tanto, en una experiencia atractiva, que busca repetirse en el entorno digital. La psiquiatra Anna Lembke, de la Clínica de Diagnóstico Dual de Medicina de las Adicciones de la Universidad de Stanford, incluiría esa posible adicción a la sensación de aceptación en redes sociales entre las que llama “drogas digitales” que nos ponen en un “estado de trance en el que perdemos la noción del tiempo”. Así lo explica en su libro ‘Generación dopamina’ en el que argumenta que nuestro cerebro está programado para buscar la estimulación constante y que el ritmo de la vida moderna nos hace casi imposible luchar contra ese impulso.

De esta forma, el aumento del tiempo en redes sociales puede producir efectos negativos en nuestra salud mental como disminución de autoestima, autoexigencia excesiva, aumento de la sensación de fracaso, mayor irritabilidad, etc.

exceso de dopamina

La llamada generación dopamina: ¿hiperestimulados desde jóvenes?

Si esa adicción de la que habla Lembke es difícil de evitar para los adultos, todavía lo es más para niños, niñas y adolescentes que prácticamente han nacido con un dispositivo tecnológico en la mano. El portal especializado esvidas.es recoge las conclusiones de un informe internacional respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) según las cuales el 11% de los adolescentes ya presenta un problema con el uso de móviles, redes sociales o videojuegos, y un 32% adicional está en riesgo de desarrollarlo.

Además, este uso excesivo de pantallas parece que va en aumento. La American Academy of Pediatrics recoge en su página web una serie de datos sobre el uso de pantallas en niños, niñas y adolescentes provenientes de una investigación de Common Sense Media. Los resultados de este estudio indican que el uso de pantallas en preadolescentes y adolescentes ha aumentado más rápido desde la pandemia, alcanzando un promedio de cinco horas y media diarias en niños y niñas de entre 8 y 12 años y de más de ocho horas y media en adolescentes.

Cómo regular la dopamina en la era digital

Para evitar todas estas afecciones deducidas del uso excesivo de pantallas, conviene tomar una serie de medidas que nos ayuden a desconectar y regular así nuestros niveles de dopamina.

Estrategias para reducir la exposición a estímulos constantes

El principal objetivo que debemos plantearnos es tratar de reducir nuestra exposición a estímulos que, a su vez, disminuirá el riesgo a buscar inconscientemente y de forma reiterada el placer por el que se libera la dopamina. Algunas formas de reducir esa sobreexposición son:

como regular la dopamina

¿Tiene sentido el “ayuno de dopamina”? Lo que dice la ciencia

En un extremo de esa reducción de exposición a estímulos se encuentra el llamado “ayuno de dopamina” que consiste en distanciarse de cualquier actividad o circunstancia que te produzca placer con el fin de aumentar la productividad. Según recoge la web especializada psiquiatria.com, los expertos afirman que la restricción de esas actividades placenteras sí que interrumpirían la sobreestimulación y, al retomar las actividades pasado un tiempo, seríamos capaces de disfrutarlas con una secreción de dopamina más regulada.

Sin embargo, también defienden que en ningún momento podemos comprobar realmente si nuestro cerebro está liberando dopamina, sino que lo deducimos por el tipo de actividad. Confirman que es imposible controlar los niveles de dopamina. Por lo tanto, los expertos recomiendan aumentar la productividad, pero a través de objetivos reales que impacten en la felicidad y sean gratificantes en el corto y largo plazo.

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Ines Pascal

Periodista y escritora

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