La necesidad de pertenecer y sentirnos valorados es innata en nosotros y, por ende, el miedo a la exclusión es tan antiguo como la humanidad misma. Las redes sociales han intensificado este sentimiento, convirtiéndolo en un síndrome global que atraviesa generaciones y que ha tomado el nombre de FOMO.
Según estudios publicados por la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, el 69% de los jóvenes de entre 18 y 34 años confiesa sufrir este síndrome. ¿Qué significa? ¿Qué consecuencias conlleva? ¿Cómo podemos detectarlo? En este artículo, tratamos de despejar estas incógnitas para que, como padres, madres y adultos de referencia, dispongamos de las herramientas necesarias para hacer frente a esta epidemia silenciosa que afecta especialmente a jóvenes y adolescentes.
Significado y origen de FOMO: Fear of Missing Out
El FOMO -acrónimo de la expresión inglesa Fear Of Missing Out; o miedo a perderse algo, en español- es una sensación de ansiedad que surge cuando creemos que otros están viviendo experiencias más divertidas o emocionantes y nos las estamos perdiendo. Esta impresión, amplificada por las redes sociales, puede generar una necesidad constante de estar conectados y de participar en todo lo que sucede a nuestro alrededor.
El término FOMO se popularizó a principios del siglo XXI, coincidiendo con el auge de las redes sociales. Estas plataformas nos muestran constantemente imágenes y actualizaciones de la vida de nuestros amigos, familiares y conocidos, lo que puede generar una sensación de exclusión y de que nos estamos perdiendo algo importante.
¿Cómo se manifiesta el síndrome de FOMO?
Si bien los jóvenes no son los únicos en padecer este problema, los adolescentes son mucho más susceptibles a sufrir FOMO, ya que, durante esta etapa, el deseo de aceptación social y popularidad es mucho más elevado que en otras etapas de la vida. Por eso conviene estar alerta a las señales que nos ayuden a identificarlo en el día a día y prevenir sus consecuencias en nuestros hijos e hijas.
Señales y síntomas en adolescentes
- Constante conexión: se produce la necesidad de estar siempre conectados a las redes sociales, revisando el teléfono constantemente. Presta atención a si tu hijo o hija pasa mucho tiempo en las redes sociales y siente ansiedad cuando no tiene acceso a ellas.
- Comparación constante: existe una tendencia a compararse con los demás, sintiendo envidia por sus logros y experiencias. Atiende a si tu hijo o hija se compara constantemente con sus amigos o amigas o con personas que conoce a través de las redes sociales.
- Ansiedad social: el FOMO provoca miedo a perderse eventos sociales o actividades de grupo. Vigila si tu hijo o hija se siente presionado o presionada a asistir a todos los eventos sociales, incluso si no tiene ganas.
- Insomnio: Dificultad para conciliar el sueño debido a la preocupación por lo que se están perdiendo.
- Baja autoestima: Sentimientos de inferioridad y falta de valor.
- Cambios de humor: Si experimenta cambios bruscos de humor, pasando de la euforia a la tristeza sin una razón aparente.
Consecuencias del FOMO en jóvenes y adolescentes
El FOMO puede tener consecuencias negativas en el bienestar emocional de los adolescentes, como, por ejemplo, generar altos niveles de estrés y ansiedad por esa presión constante de estar conectados y de no perderse nada.
Por otra parte, la dificultad para desconectar de las redes sociales puede provocar insomnio y afectar el rendimiento escolar; y la comparación constante con los demás puede llevar a una baja autoestima.
Aunque parezca contradictorio, el FOMO también puede llevar al aislamiento social, ya que los y las adolescentes pueden sentirse tan abrumados por la necesidad de estar conectados que evitan las interacciones sociales cara a cara.
Es habitual que los jóvenes o adolescentes que padecen FOMO comiencen en algún momento a presentar un rendimiento bajo en sus estudios, debido a la ansiedad que les produce no poder acceder a las redes en ese momento o porque interrumpen su actividad estudiantil para mirarlas.
¿Cómo superar el FOMO?
Tras detectarlo, es necesario trabajar en familia para cambiar hábitos en el uso del móvil y las redes sociales y buscar un equilibrio. Es importante, por ejemplo, marcar un límite de tiempo y horarios específicos. Las medidas drásticas como eliminar las redes sociales o quitar el teléfono móvil no suelen solucionar nada y empeoran el problema. La clave está en que todos los miembros de la familia aprendan a hacer un uso comedido y racional de estas herramientas. Por tanto, es importante también que los adultos de referencia sean ejemplo y que niños, niñas y adolescentes no vean a sus progenitores constantemente usando el móvil. Una buenísima idea es fomentar momentos en familia sin dispositivos.
Los especialistas también aconsejan a padres y madres dedicar tiempo con sus hijos e hijas a trabajar en poner el foco en las experiencias significativas. Esto puede traducirse en sentarse con tranquilidad y anotar en un papel el listado de actividades y eventos sociales a los que el o la adolescente en cuestión tiene intención de asistir durante el próximo mes. Después, debe clasificarlos por orden de importancia o valor y elegir solo los 3 primeros de la lista para acudir a estos con atención plena.
Por supuesto, abrir un diálogo en familia sobre el FOMO y sus efectos también siempre es una buena idea. A veces damos por hecho que los niños y niñas saben qué y cómo tienen que actuar en el mundo digital, pero al igual que les educamos para el mundo real, también hace falta educar en diversos aspectos del mundo digital.
Por otro lado, si el FOMO está afectando significativamente a la vida de tu hijo o hija, es importante buscar ayuda de un profesional de la salud mental.
¿Es el FOMO un problema común entre adolescentes?
Sí, el FOMO es un problema cada vez más común entre adolescentes. Numerosos estudios han demostrado que el uso intensivo de las redes sociales y la comparación constante con los demás están relacionados con un mayor riesgo de desarrollar síntomas de ansiedad y depresión.
De modo que, como padres, podemos desempeñar un papel fundamental para ayudar a nuestros hijos e hijas a superarlo y a desarrollar una relación más saludable con las redes sociales.
Estadísticas y estudios relevantes
- Estudios sobre el FOMO: Un estudio de 2019 realizado por la Universidad de California, Berkeley, indicó que un 70% de los adolescentes y jóvenes adultos experimentan FOMO con regularidad debido a las redes sociales.
- Impacto en la salud mental: Investigaciones como las de la American Psychological Association han revelado que el FOMO puede llevar a niveles elevados de ansiedad, depresión y estrés. En un informe de 2020, se encontró que los adolescentes que experimentan FOMO con frecuencia son más propensos a sentirse infelices o insatisfechos con su vida.
- Uso excesivo de redes sociales: Un estudio publicado en la revista Computers in Human Behavior en 2017 descubrió que cuanto mayor es el uso de las redes sociales, mayor es la probabilidad de experimentar FOMO. Esto sugiere que disminuir la exposición a las redes sociales podría reducir los efectos negativos asociados con el FOMO.
Recursos y ayuda
- Artículo relacionado – Nomofobia: miedo irracional y extremo a estar sin el teléfono móvil o a no poder utilizarlo.
- Video – FOMO: the fear of missing out
- Video – FOMO: miedo a perderte de algo y la relación con las redes sociales