Parentalidad positiva y digitalización, o parentalidad digital

Aprende qué es la parentalidad positiva en la era digital, los errores comunes y consejos prácticos para educar a tus hijos e hijas en un entorno tecnológico saludable.
En este artículo hablamos de:

¿Cuántas veces, como madres y padres, hemos deseado que existiera un libro de instrucciones que nos ayudase a tomar las decisiones correctas? La crianza es un viaje complejo en el que hay que enfrentarse a miles de retos sin ningún tipo de manual infalible. Aunque no existe una fórmula mágica, sí contamos con herramientas y enfoques que pueden orientarnos en este camino. Uno de los más valiosos es la parentalidad positiva, una forma de educar centrada en el acompañamiento, el respeto y el afecto, que promueve el desarrollo integral de nuestros hijos e hijas. En un mundo cada vez más conectado, esta mirada se extiende también al entorno digital, dando lugar al reto de la parentalidad digital. De todo ello os hablamos a continuación.

¿Qué es la parentalidad positiva?

La parentalidad positiva es un enfoque de crianza basado en el respeto, la comunicación y el afecto, que tiene como objetivo fomentar el desarrollo integral de niños/as y adolescentes. Se centra en crear un ambiente seguro y estimulante, donde los/las menores puedan crecer con confianza y autonomía, sin emplear métodos de disciplina basados en el castigo o la violencia. Cuando estos principios se aplican a todo lo relacionado con el mundo digital, se obtiene como resultado la parentalidad digital. No se trata de ser perfectos, se trata de que en lugar de controlar o prohibir de forma autoritaria, se acompañe, se eduque y se establezcan límites saludables.

Errores comunes en la parentalidad positiva o parentalidad digital

En un principio, todos los padres y madres buscan una educación basada en el respeto y el afecto de manera natural. Sin embargo, la falta de información, de recursos o la presión social hace que en ocasiones se cometan errores que se deben intentar evitar.

Parentalidad positiva

Sharenting

Este concepto hace referencia a la publicación por parte de los padres/madres de fotos, vídeos e informaciones sobre sus hijos/as. Estos contenidos generalmente se comparten en diferentes redes sociales con buenas intenciones (mostrar momentos bonitos o especiales, informar a otros familiares…). Sin embargo, implica varios riesgos como la exposición a desconocidos, la pérdida de privacidad, una huella digital involuntaria o un uso indebido de las imágenes (especialmente peligroso por la aparición de la inteligencia artificial con la que se puede modificar y editar las imágenes).

Dejar el móvil como si fuera un chupete

Cada vez es más frecuente ver a familias que recurren a las pantallas para evitar rabietas o para atender el aburrimiento de los/as más pequeños/as. Esta práctica puede generar consecuencias muy peligrosas y a largo plazo, especialmente si se aplica desde edades muy tempranas. Entre ellas destacan los problemas de desarrollo cognitivo, retrasos en el lenguaje, problemas para dormir, sobreestimulación, dificultades para la gestión y el control emocional, problemas de socialización o pérdida de oportunidades de juego real y creatividad.

El ejemplo que les damos

Muchas veces nos centramos excesivamente en el cómo enseñar a nuestros hijos e hijas y olvidamos que la lección más poderosa somos nosotros y nosotras. La base del aprendizaje se da por imitación y es la familia el primero y el más importante de sus contextos. Los/as niños/as no imitan lo que decimos, sino lo que hacemos (y también lo que no hacemos). Tiene que haber coherencia entre nuestras palabras y nuestros actos, porque así les aportamos confianza y fortalecemos el vínculo con ellos y ellas. No se trata de querer ser perfectos, consiste en ser conscientes de que nuestros actos y no actos serán la base sobre la que nuestros/as hijos/as empiecen a construir su forma de ser y de estar en el mundo.

Falta de supervisión

La falta de supervisión, especialmente en lo relativo al mundo digital, abre la puerta a numerosos riesgos entre los que están el acceso a contenidos inapropiados, el desarrollo de hábitos poco saludables, las dificultades para la autorregulación o la pérdida del vínculo familiar. La solución tampoco está en el extremo opuesto, que es la hipervigilancia. Lo que hay que buscar es mostrar una presencia constante, accesible y confiable para nuestros/as hijos/as, porque supervisar no es controlar, es acompañar sin invadir, mirar, guiar y estar ahí cuando lo necesiten, corrigiendo sin humillar y hablando del tema.

No establecer normas claras

El establecimiento de normas claras ayuda a lo que acabamos de comentar. Se tiende a pensar que las normas son una forma de imposición, pero si se establecen de manera consensuada aportan estructura, seguridad, autonomía, responsabilidad y sentido a nuestras acciones y pensamientos. De hecho, el no contar con normas claras va a hacer que nuestros/as hijos/as sientan más inseguridad, tengan más dificultad para autorregularse emocional y conductualmente, confundan la permisividad con la libertad, haya más conflictos familiares y estén más expuestos a riesgos (especialmente digitales). 

Consejos de parentalidad positiva para un uso responsable

Aplicar la parentalidad positiva y digital en el día a día puede parecer un reto, especialmente en un entorno donde la tecnología cambia constantemente y las exigencias cotidianas no dan tregua. Por eso, os dejamos algunos consejos que os pueden ayudar tanto en el mundo digital como en el mundo real.

Permisos parentales
  • Fomenta la comunicación y el respeto: Hablar abiertamente sobre el uso de dispositivos, redes sociales y juegos online refuerza la confianza. Pregunta cómo se sienten en el mundo digital y ayúdales a gestionar las situaciones más complejas (ciberacoso, sobreexposición).
  • Acompaña: No se trata de prohibir, sino de educar. Explícales la importancia de la privacidad, ayúdales a desarrollar un pensamiento crítico y establece hábitos saludables de uso.
  • Sé un modelo positivo: Si quieres que tengan una relación equilibrada con las pantallas, predica con el ejemplo: establece momentos de desconexión, prioriza la comunicación cara a cara y limita el tiempo frente a los dispositivos.
  • Establece normas claras y coherentes: Define reglas claras, consensuadas y adaptadas a su edad. Esto facilitará que las comprendan y las respeten. Algunos temas pueden ser el tiempo de uso, los contenidos accesibles y el comportamiento en el mundo digital. 
  • Promueve el juego y la creatividad: La tecnología es una herramienta, pero el desarrollo infantil necesita exploración, imaginación y movimiento. Fomenta el equilibrio entre actividades digitales y experiencias en el mundo real, como el deporte, la lectura o el juego libre.
  • Supervisa sin invadir y acompaña sin imponer: Estar presente es clave para guiar su aprendizaje, pero sin caer en la hipervigilancia. Habla sobre lo que ven en internet, revisa con ellos/ellas la configuración de privacidad y ofréceles tu ayuda cuando se enfrenten problemas del mundo real y digital.

Recursos

Imagen de Lucas Yárnoz Garbisu

Lucas Yárnoz Garbisu

Pedagogo y maestro de Educación Primaria con mención en Atención a la Diversidad.

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